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¿Por qué debo acudir al podólogo?
Las características propias del pie lo hacen susceptible al desarrollo de numerosas afecciones porque se trata de una estructura compleja, la cual está formada por 33 articulaciones, 26 huesos y 19 músculos, y cada una de estas piezas es susceptible de lesiones, como artropatías, miopatías y osteopatías.
Además, el pie es el principal punto de apoyo del cuerpo humano y soporta cargas muy superiores a la de nuestro propio peso. Si esto va asociado a una mala alineación corporal, nos encontramos con puntos de presión excesivos en zonas no preparadas para ello.
Esta situación que se va complicando con el paso de los años, uso de medicaciones y patologías como diabetes, enfermedades vasculares, problemas autoinmunes...
Hay factores externos al propio cuerpo que también pueden ocasionar problemas, como el calzado, ya que abusar de ciertos tipos de zapatos, o utilizarlos de una forma inadecuada, puede traer consecuencias negativas para el pie. Además, puede generar fricciones o roces.
Debemos acudir al podólogo, en primer lugar, como medida preventiva, en edades tempranas ya que podemos diagnosticar posibles patologías y evitar así que se desarrollen o que causen problemas en edades adultas. Y, en segundo lugar, ante cualquier dolencia, malestar o sospecha de lesión que se presente, para actuar rápido y que no suponga mayores problemas.
¿Cuándo debo acudir al podólogo?
Conviene empezar las revisiones en centros de podología, en las etapas infantiles, en torno a los cuatro años de vida. El objetico de estas primeras visitas va enfocado a diagnosticar posibles patologías y evitar que se desarrollen en edades más avanzadas, como pies planos o deformidades en los dedos y evitar alteraciones estructurales que se muestran a través de la marcha y la actividad en el niño. De no diagnosticarse y no tratarse pueden llegar a causar, a medio y largo plazo, patologías en los pies y en otras zonas, como las rodillas, la cadera y la espalda.
Una buena revisión clínica, complementada con un estudio biomecánico, ayudará a crear un plan para evitar lesiones musculares y osteoarticulares en el niño. A medida que se va produciendo el crecimiento, es importante el seguimiento del paciente, para supervisar los cambios que se producen hasta que alcance la edad adulta.
En los adultos conviene también vigilar la salud del pie, especialmente si se realiza alguna actividad deportiva. La práctica de deporte continuada supone miles de repeticiones de un movimiento que puede generar sobrecargas en los pies. En estos casos, lo aconsejable es visitar a un podólogo experto que pueda asesorar al paciente sobre cómo realizar una actividad deportiva de forma adecuada, y que analice su pisada.
¿Qué puede hacer el podólogo por mi?
La podología es la rama de la medicina que se dedica a analizar, diagnosticar y tratar las patologías de tobillo y pie. Tratamos distintas afecciones como pueden ser:
Infecciones por hongos, tanto en la piel como en las uñas del pie.
Uña encarnada (onicocriptosis). Esto puede deberse a un calzado mal ajustado, inadecuado corte de uñas, etc.
Hiperqueratosis (durezas) y helomas (callos). Estas lesiones de forman como un método de defensa frente a una presión, o fricción que puede estar causada por un calzado inadecuado o una mala pisada.
Hiperhidrosis (exceso de sudoración) y bromhidrosis (mal olor). El cuerpo produce un volumen de sudor desproporcional a las necesidades fisiológicas para la regulación de la temperatura corporal, es decir, el paciente suda mucho y sin razón y puede ir acompañado de mal olor.
Pie diabético aparece cuando existen niveles inadecuados de glucosa en sangre y otros factores que concurren con frecuencia en personas con diabetes.
Verrugas plantares (papilomas) son lesiones cutáneas frecuentes y benignas, relacionadas con el virus del papiloma humano.
Estudio de la pisada. Nos permite corregir o paliar posibles alteraciones en la marcha utilizando las técnicas más novedosas.